martes, 24 de enero de 2012

El dar



Dais muy poco cuando dais 
lo que es vuestro corno patrimonio. 
Cuando dais algo de vuestro interior 
es cuando realmente dais. 
Hay quienes dan poco de lo mucho 
que tienen y lo dan buscando 
el reconocimiento y su deseo oculto 
daña sus regalos. 
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.
Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, 
pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo. 
Y, para la mano abierta, 
La búsqueda de aquel que recibirá 
es mayor alegría que el dar mismo.
¿Y hay algo, acaso, que puede guardarse? 
Todo lo que tenéis será entregado algún día: 
dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra
y no de vuestros herederos.
Decís a menudo: “Daría, 
pero sólo a quien lo mereciera”. 
Los árboles en vuestro huerto 
no hablan de ese modo, 
ni los rebaños en vuestra pradera. 
Ellos dan para vivir, 
ya que guardar es perecer.
Todo aquel que merece recibir 
sus días y sus noches 
merece de vosotros todo lo demás. 
Y aquel que mereció beber el océano de la vida 
merece llenar su copa en vuestra pequeña fuente.
Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar 
y ser el instrumento de dar. 
Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida, 
mientras que vosotros, que os creéis dadores, 
no sois más que testigos.
(Khalil Gibran)

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